Mi Ninfa tiene dos amantes
Uno elegante, otro distante [...]
El Aleph nos habla de ubicuidad, de cómo la inspiración Borgiana, en el último cuento que le da nombre al libro de relatos, antepone la imposible ecuación de la escalera y el Aleph, segmento de todos los Universos, de todos los sucesos, de todo lo que aún necesita interpretación ante la Divina Coincidencia.
Dos versos de calidad Iniciática. Será mucho pedir?
Este espejo, de qué género
Esperando la hora magnánima
United Abominations
Esto nó es Bukowski
Ni The Duc
Ni Maldoror en el infierno de algún Rimbaud
Exto
Apagué la luz
Quilmes, Marlboro y vos
Quiero imaginarte
Desnuda, ella me desgarra
Un canasto recoge mi cabeza
Don Guillotin de barbita sangrante
El nuevo día y la Urbe de Süskind
Wifi sin batería
Max Thor Constataciones
Ella acuesta mi nombre en una zanja
Lame mi flequillo
Ella abre sus pétalos
Cómo la gangrena
De mi corazón Germano
Puede, como Gargantúa llorar la rosa!
Ella abre sus pétalos
Una melodía mayor combatiendo a Pegaso
Revela a Ícaro
En eso estamos de acuerdo
Sos mi Ícaro
Que me quema al sol
Lucas, ése Cortázar que renuncia a los paradigmas Parisinos, a los reflejos de un Metro que nó lo quiere ni nunca lo quiso, a la Maga, a los astronautas de los cosmorieles que paran en Argentina (donde hubo una cabina gratis de la que Neuilly se acuerda.. dos bombos, y un peludo.) A parte, cejas y campos y niños en tu sien estudiosa, gran magnánimo de los '65, la Nacional Corrida alaba el fruto dulce de tu nombre.
Y nos?
Para bellum .
En esta isla de olas perdidas
Que algunos llaman Tahití
Hay una Fuente Negra de aguas turbulentas
Los Ancianos la llaman El Oráculo
Algunos buscan en ella el Olvido
Otros, como yo, nos preguntamos
Si realmente existe
Puede existir, el Olvido?
La arena blanca y mis pies
Pececitos multicolores huyen de mi
Huella, en el infinito de mis exploraciones
De Mar y Sol
Nos ha llegado la Crítica en un barco
Nos han dicho que el Olvido nó existe
Con eso que ellos llaman libros
Han querido, con un signo, derrotar nuestras llamas
Siempre fui de todos y de todo
Aquí nuestros niños pertenecen al Cielo
Yo, por ejemplo, me llamo Ixtí
Como la blanca bebida de la raíz del Ixtí
Siempre supuse que los Hombres de los barcos
Tomaban Ixtí, o alguna raíz parecida
Tendrán libros sobre el Ixtí?
Conocerán la llama de su Intimidad?
La arena blanca y mis pies
De mar y sol
Y mis recuerdos de amaneceres y flores
La flor del Ixtí, cada pétalo y su nombre
No recuerdo cuántos pétalos y nombres
He rendido en mi largo camino
Me he bañado en la Fuente Negra
Y sus aguas turbulentas han lavado mi olvido
Los Ancianos la llaman El Oráculo
En esta isla de olas perdidas
Sé que te amo, y que te amaré por siempre
Diderot nos cuenta cómo es mejor andar todos a la buena de Dios...
Mi vida
Belleza
Mi barco
Se está llendo
Para ahí
No puedo
Contarte
¿venís..
Las olas y yo te desconozco
Y vos, con tu pecho húmedo
Me besas en la boca y en tu pelo lloro
Sin lágrimas
ni consuelo, Qué fruta dulce que fueron
Tus labios...
El Infinito barco ebrio de Rimbaud, niño, K, evidente río de plata entre sargentos del latín...
Siempre te quise pero la quiero a ella. Pablo, no desconoces la tumba de Fde.
Mi jazmín, mi honor
...
Las flores
Con la simpleza tenue e incongruente
De una sonoridad latina de profunda savia
Ellas vienen y van, y escabia
Un triste Demonio con su soledad paciente
En los campos dorados, los montes urgentes
Los precipicios vacíos, las claras aguas del mar
Bajo rocas, puentes, ríos, balcones al azar
Ellas rompen y besan la bruma y la vertiente
Bajo los tejados de la vieja Irlanda
En las manos de una niña feliz
Son como llamas de su vientre
En ellas quema el sol
Y con la sonrisa de un ruiseñor
Y con un beso entre dientes
Con sus trenzas al viento, y sus labios de anís
Ella completa y entre los pastos canta
De Miles de colores, el Poder elije uno:
El del rubor del musgo inconsciente
Han errado los niños de otras eras
La inoportuna suerte de la estera
Han cantado los hombres y las piedras
Los ritos alados, la paz obediente
Y las satinadas plegarias han guardado
El anís, el girasol, la rosa, y el laúd
La hermosa planta del rubor
La vertiente y llama, el estupor
Hermosa niña de virtud
Ya que en tus labios de color
Ya que en tu mirar reluciente
Sólo el buen observador
El contemplador paciente
Puede entender el Dolor
De tu corazón valiente
El mal
Ellas vienen y van, y escabia
Un triste Demonio con su soledad paciente
Con la simpleza tenue e incongruente
De una sonoridad latina de profunda savia
Bajo rocas, puentes, ríos, balcones al azar
Su frente indiferente, su corazón y labia
Su pecho redimido de sulfurosa rabia
Conspiran con su sexo, su seno y con su andar
La bella llora a su padre, sus lirios de cristal
Su cadera naciente, su beso rojo y carmesí
Su padre ha muerto en guerra, sin frente y sin honor
No habrá más luz ni mundo, ya nada será igual
Con sus trenzas al viento, y sus labios de anís
Ella desfallece y entre los pastos sangra
Con un beso entre dientes
Y con la soledad del ruiseñor
Su busto bello y aparente
Su cuello de blanca vena frutal
La infinita esencia de su belleza brutal
Bajo un suspiro nuevo y profundo se enciende
La noche del olvido de sobria lejanía
Su regazo sutil de sangre transparente
Y las flores por mil en su sien que han creído
El sabio resplandor de lunas y de estrellas
El gesto firme y fuerte de un grito de dolor
Esta es la noche de tu ardor
Hermosa mujer doncella
Ya que en tu rostro sin error
Ya que en tu mirada naciente
Sólo un ángel del Amor
Un Demonio indiferente
Puede entender el valor
Del tributo de tu vientre
Charles Baudelaire, poeta sin nombre, sin fragancia, maldecido, revolucionario; en qué tierra de revoluciones has prendido tu nombre, bajo qué llama azul.
Tus Flores, en algún momento Lesbiennes, evocan el dolor digno de una presencia, la de tu sombra, entre magníficos pedestales de fructuoso olor.
Llevas a París contigo, entre estantes de inverosímiles objetos y mágicos retratos, pueblo en flor, sal de la literatura y el símbolo, mercante sagrado de viejos recuerdos y tumbas.
Bello del aire, las alas de albatros con la que pintas la modernidad de tu era, tus pequeñas cuentas de fin de mes, tu altivo andar de poeta maldito, la robusta fuerza de tu sonoridad de poeta empírico.
Pueden, llamarte revolucionario entre revoluciones, pueden darte suspiro y alivio, las doncellas del escuadrón volante, las tibias franjas de la feminidad victoriosa, del masculino beso de la nobleza, de la fragua de las fuentes, de un Versalles lírico.
Pasante, ves tu camino como un poeta errante, nada canta Diógenes en el rubor de tus primaveras eternas...
El deseo de los instantes al sol
La sombra de una elección distinta
Un talismán, o lámpara
O sutil rezar de lejanía azul
Aguas claras entre poderosas hiedras
Pequeñas hojas de amor
Sutiles piedras, mica, arena, aguas del astro
Un talismán de voluntad dorada
- Quiero que ella bese mi boca
Ella cierra levemente
El fruto de sus caderas
El río cambia
El destino de llanuras inmóviles
El trajín encadenado de antiguo fulgor
La espina y la rosa
Ella todavía es virgen
- Quiero que ella bese mi pecho
La incipiente savia de vibrar solemne
La presencia magnánima y obvia
Los candores de su cardinal pureza
Los albores de su virginal belleza
Ella es virgen, una inspiración sutil
Almohadas llenas de sus lágrimas
Ella no se siente bien
- Quiero que ella pronuncie mi nombre
Los ombúes de sus sueños, los horneros del azar
Los campos llenos de soja, los grillos
Cigarras, y mariposas y los charcos de sal
Ella dibuja senderos imposibles
Las tranqueras de la belleza
Dan a sus labios un prometer errado
-Quiero que ella me ame
Una tormenta secular escondida
Entre pilares de jugosa sed
Un hilo de sentimiento fiel
Su dolor de epifanía y de sabrosa hiel
Ella pudo estar soñando con su vientre entreabierto
Un beso la consume, el del Deseo y su miel
No resiste a acariciar su pelo revirado
Ella se ha acostado
Entre hojas secas y palomas abrasivas
Él se ha quedado sin voz
Ya su talismán, su hermoso genio
Ha rendido todo su poder y gloria
Ella llora, algo ha acontecido
Que él no podrá descifrar
Como los antiguos versos de magos del Imperio
De su sabroso y liberado andar
Ellos se aman entre cardos y hierbas sin candor
Ellos prueban el fruto del deseo ya sagrado
Ya no quedan deseos, ya la lámpara ha muerto
Ella ya no es virgen, él ha desterrado
Su deseo último
El bichofeo y la lira
La vizcacha y el sapo cantor
La noche amplia de sutil color
Ha coartado su credo
Ella feliz, entre hembras candentes
Un destello en su nariz
Lo ve llenar de antiguo estio
Las noches de su entrega
Su lecho de codorniz
El relucir antiguo de su Ego
Sus labios color de anís
El limen antiguo de su pelo
Su ombligo y pubis de rubí
Su fabuloso andar Hebreo
Franca Rosa del Sutil
Inalcanzable Credo
Él ya no es más feliz
Se ha consumido el deseo
Enredado entre tu seno
El supo pintar de gris
El antiguo cantar del cielo
La lujuria de un aprendiz
Honrado tu nombre, Balzac, potente literato de burdeles sin nombre. Macho capataz, digno escritor que devora, deglute y deshonra en los bordes de la Sena y los salones pudientes. Honra a tu honor, Balzac, perro grueso de la literatura francesa, rescatas del martirio la elocución profunda del vibrar femenino...
Voilà, Señor, c'est ça. Une irrémédiable sensation...
Dorian
Rápidamente, antes que Ella lea su WhatsApp
Donde él ha desvelado sus alas de dragón [...]
Apocalípsis, según San Juan
El que cocina nó lava
Esta es la hora de su escritura
Cryptic Writings, cerveza, y Ella
Que leerá su WhatsApp
Él hoy está cansado
Frente a su Ego y el abismo de su soledad
Juicio final de ostentoso eco
Ella piensa en él, y él en ella
Cruces irrevocables y Cruzadas
Él pierde ya conciencia
Nada lo toca
Su masculina literatura
Su diplomacia de Actor y su
Él desfallece
Ella todavía nó envía las palomas de azul
Primer mirar
Él dormirá pensando
En el tenor antiguo de esa tinta que
Lo consume
4 horas de amar lo esperan
Abrazado al retrato de un recuerdo
Literal creer y crear, error del Mal
Ella besa su frente, él ya duerme
Lo mira soñar
Él divaga, entre precipicios
En la Argentina
Con que ella podría borrar sus pasos
Ese instante ya fue
Él cree en ella, y ella en él
Sueña con singularidades de género
Con la visual curiosidad de sexos adormecidos
Angustiosos paradigmas
Definen las razones profundas de su irónica
Lejanía
Ella sólo sabe sonreír, se consuela
La vio ser más sexual que sus caderas
Más dulce que la ternura de sus ojos
De buen vestir
Ella quiere literatura
Cortamos árbol veganos
Para entregarle trozos
Ella me pide, literatura
Ellos no tienen vagina
Ella lo tiene por ellos
Ella siempre es dulce
Lo hermosa que es
Sólo es dulce
En su alcurnia perfecta
Ellas Tinderetean, curiosas y corpuserias
Ella, divina, con una flor, mueve planetas
Los machos reservan la mesa
Y en su silencio, ella siembra las tumbas
De sus caderas desechas
Alguien la vio?
Milagro para ciegos
Soñar en su momento febril?
Alguien mordió su ego
Soñemos .
Alguien escribió un silencio
En la perfección de su dicción sabia?
Alguien remató, sillas de fuego
La torsionaria luz de sus ojos sinceros?
Alguien habló
En la presencia de sus pasos
En la lujuriosa y mía
Destinación de los apetitos del Hombre
Alguien para repentinamente
Enfrentar el justo genocidio
De los Poetas al sol?
Nadie en bolivianas calles argentinas del vacío
a arborar maravillosos beatles, esclavos del hoy
El retrato
N... querido, amor mío
Amo tu dolor ante la torpeza
Magnánima de la vida
Explícame y cántame, y sé tímido
Y abraza tu dolor en mí
No seas pedante lo único
Que te queda es la Poesía
Y mi entrega
Amo el furor de tu indistinto imaginar
En este barco que nos toca hoy
Divina Armada de los poetas y los siglos
Por qué yo? Por qué vos? De qué inquisidor terror huimos
Como Luther y la imprenta
Qué Derecho defiendes, en mí?
[...]
A.
Ho rosa, magnánima rosa
De mi desierto y mi dolor
Dónde despertó la rima y el candor
De nuestra intimidad amorosa
En tu mirar de flor de piel
Quisquillosa, en tu primavera dorada
En la miel absurda de esta contención
Adorada, en el certamen de tus sueños
En el brillo de tu ensueño
Y tu obra maravillosa
De qué tierra gloriosa
De bambúes y baobabs
E inocentes cosas
Tu mirada floreciente, la sensación
Estremecimiento de espinas y de antiguas emociones
Revertir sagrado de sabor bermellón
Vaina sin intervención divina
Materialismos y facultades ocultas
De las Hermandades de otros Mundos
Dónde resides tú?
Pacífica flor incandescente
Vericuetos entre rocas de probable lejanía
Áridos momentos bajo la oscura capa de tu piel
Métrica invaluable de viejos baúles
Energía vibrante de la poesía de tu boca
En este bocal de espacio y tiempo inesperado
Cada segundo de la emancipación de tu sentimiento sutil
Cada roca secular y tosca, cada gota de agua inverosímil
Cada pequeño paso de estrecha controversia
Cada facción, cada ficción, cada espejo
Donde lo abstracto converge con la incapacitante
Evocación de los hechos, auspiciante poesía
Prosa invaluable de los fundamentales, arcaicos
Puentes del sentir, presentimiento fundamental de los latidos
De la vida que en tí encierras, laberinto de cristal
De la frescura de una fuente que en tu boca brilla
Antecedente de un pensamiento francés
En un mundo de correspondencias temibles
Fértil fragancia de lo redondo y el estilo
Sagrado corazón de inestimable pureza
Maravillas y catacumbas, ciclos con sinceridad de sol
Antiguas devociones, sensaciones olvidadas, delicadeza de mi flor.
B.
Elegancia de un encanto primitivo
El sol oculto de una tierra sin nombre
Dónde quedan esos planetas evocados
Árida tierra de letras
Mis ojos nó pueden soñar sin arte
Mis manos, resecas de la blanca tierra
De este infinito cometa
Donde la brutalidad, escondida, entre el sentimiento
Del sentido, y la sensibilidad
Hablan de un vacío, en mi mente
Un soplar sin verbo, un viento de escalofríos
Momentos sin escala
Variaciones sin euforia
En este desierto de voluntad entrópica
De verborrágico silencio
Una arcada nativa, mi rostro bañado de cenizas
Los limbos de mi corazón, la razón violenta
El abismal vértigo de la paz nociva
Un confundir de caminos
La resolución herida de cardúmenes internos
Agonía lejana, sutil herida sin lágrimas
Pensamientos de arte y necesarias venganzas
Subterfugios de arte frío
Violencias adormecidas, recuerdos inhóspitos
Ancestros perdidos, generaciones rendidas
Y el sol brutal y negro que todo lo aspira
Sensaciones de vejez en el verbo
Lógica consecuente del sentir sustantivo
Predicando voces erróneas en acantilados profundos
El amar y otras esencias
Voluntad de silencio de seres y alegrías
Necesidad de sepultar las eñes y toda canción presumida
Necesaria estimación de un terreno temporal y eterno
Donde la dulzura, lo tierno, lo bello, lo inmenso
De tus ojos de lejanía
Me contemplen llorar
Donde el deseado ondular de tu regazo
De blanca tinta y sal
Donde tu mano dulce y sutil
Moviendo los objetos enemigos de mis esperanzas
Donde lo imposible es encontrar equilibrios
Que hablen de tu rostro
Imposibles ecuaciones de vieja estima
Para delinear tu sonrisa de antiguo arte
De frutas y lienzos en flor
Hoy es una tormenta de viento inverosímil
Mi cara y mis pasos y mi entidad entera
El destierro de aquello que dibujaba mi deseo
Busco una estrella en el cielo, todo es sombras
Sólo mi corazón traiciona su existir
En la bruma y en el amar lejano
Partir, volar sobre un laberinto donde las sombras
Erigen un dolor a mi sepulcro
Donde un ídolo encarecidamente se convierte en faro
La sed, la oscuridad, la violencia de un mundo sin vida
Y en mi corazón las letras, grandes, en fuego
El de la vida que pretende existir
Y en algún acantilado de ese mundo lejano
Acurrucado como un animal herido
Los brazos y rodillas y todo mi ser abrazando lo eterno
Entre sueños, indescriptibles sueños
Pienso en ti
Y mi conciencia, mi convicción, y existencia
Ligados a ti
Me envuelve en un onírico mensaje, de astros y universos
Estás en mí.
C.
Se levantó de una fuerza nueva
Decidió que morir era triste
Y dejar a su rosa
El camino le pareció más tenue
De un gesto, apartó las tormentas de arena
De otro, descartó los abismos y los ciclos
Reconoció el orden de sus sentimientos
Bajo un remanso nuevo
Allí lavó sus ojos y besó su frescura
Tocó su pecho y acarició su corazón
Le parecía un pájaro dormido
De un cansancio ancestral, suspiró
Mirando sus huellas ante él
El barro frío creador de caminos
No le había fallado
Observó el horizonte
El cielo, entre transparente y satinado
De un terciopelo de bruma gris
Dormía en su pecho
Los astros parecían dormir, sus ojos
Levemente entreabiertos, respiraban poesía
Su nariz se preparaban al presagio de su flor
Un pequeño ojo de agua en su camino
Lo invitó al descanso, su sien agachada
Respiró profundamente; su aire era energía
Su corazón era fuego
Entonces contó en el rosario de su regresar
Las cuencas de cada suspiro y cada imagen
Voló tal la gaviota sobre un mar saciado
Y calmo
Una cierta paz, solemne, se personificó en su mirada
Entonces el vio, profundamente vio
La bruma y la polvareda que hasta un cielo subía
Pero no notó desorden, ni desdén, en sus formas
Estas eran estatuas de tierra o sal, conjunción
Liberatoria estrofa de sentires con osamenta de tiempo
Escalas bajas y altas, diagonales y sabrosas curvas
Fragancias en toda la extensión de su abrupta suavidad
Una bandada de pájaros cruzaba el horizonte
La hora del encuentro era inminente
Siguió su camino, bajo un cielo de estrellas y el mar
Odiar es ser nacido
Entre certezas y heridas frías
Make your feelings parade
And give them life
L'Amour est une promesse que l'on ne s'avoue pas.
I.
Él siempre confundió las penumbras con su deseo que encarnaba la única visión que tuvo en su vida, y que para él era toda Visión.
Recostado sobre su lecho en aquella habitación de piedras donde todo recuerdo se consumía en eternas noches interrumpidas por sueños, entre la soledad de un mundo en dónde otros mundos parecían nó existir, entre el silencio entrecortado de su respirar y el latido de su pecho, el cansancio de ése día sin Su presencia lo venció entre suspiros y una tristeza diferente a todo sentimiento de vacío: lo que en algún momento pareció tener el sabor del tiempo se diluyó en su boca y visitó su frente.
Despertó en un universo de árboles de formas inciertas; un horizonte, ausente, marcaba su presencia con la delicadeza de un volar de aves nocturnas. Luciérnagas y grillos y el latir de la tierra en sus pies desnudos ampliaban la inmensidad de las fragancias de flores escondidas que él sólo podía adivinar, e imaginar, como sutilezas con la suavidad del verdin que recubría ciertas piedras de su eterna soledad de la que, a veces, Ella refrescaba su inmensidad de eterno gris.
Despertó al frío particular de esos momentos en los que sabía perder conciencia de su respiración y la magia constante del instante de Su aparecer. Miró el marco de luz y observó cómo las eternas presencias bailaban detrás de aquella piedra donde sus manos parecían poder tocarla. Como una imposible voluntad de movimiento, reflejaban todo lo que para él tenía sentido en su poderosa observación y sentimientos sin distracción otra que Su espera y el momento en que Ella se hacía presente.
II.
Él se sintió divagar por laberintos sin nombre, dónde, quizas, el órden alfabético podría resumir la veracidad del instinto y el momento. Su habitación, o hábitat de áspera presencia, dictaba una lejanía sutil, un entorno de reconfortante incidencia, donde con algo de licor de Ixtí él saboreaba un beso sin luz definida.
x. La excitación llegaba a su clímax. Su imaginación ya infundía una corazonada certera sobre la posibilidad de Su aparición; su sangre ya hervía, esa misma sangre que durante días sólo había recorrido el camino de su imaginar a su corazón, reforzando su intrincado parecer de entrecámaras, renovando su memoria ante la imperecedera necesidad de existir, inesperada formación de mito y roca, y de la eterna suavidad con que, en un acariciar de labios de sutil agonía, Ella habitaba su espera y Ella colmaba lo que lo inesperado podía transcribir de interacciones perfectas.
x. Él se predisponía a visitarla. Algunos parámetros de su cueva enaltecían el pragmatismo de un ordenar de sueños, él tendría que componer con la dulzura de sus labios, en ése paradigma de estar, ir, hacer, verborrágico desencuentro con sus largas noches de madrugadas vacías, o semi expuestas, al sentido del neant de su presencia inmaculada, con un dinamismo entrelabios, con el perfume de lo perfecto de un río, de un pájaro, de hojas que el otoño parecía llamar en su seno, a su sien de sigilosa rabia.
x. Su aparición repentina nó fue fruto de hazares inhóspitos: Élla adormeció, en un gesto que peinaba su pelo, Su deseo más profundo. Él se acercó; el marco de piedra parecía delimitar una visión contundente, su imaginación y su exaltación, [ése libro ❤️*], parecían proveér de savia nueva el inextinguible palpitar de su pecho ya a mil, de sus inextricables experiencias oníricas, del acariciar certero de su mano en su pelo, sus lentes sobre una nariz de imperfecciones inexistentes, su mirada clavada en Él, su boca sonrojada y su cara de eterna niña feliz. Él colapsó; nó supo en qué momento Ella abrío su caja de marquetería fina e introdujo algo que le pareció una frase, un objeto pujante, un deseo o promesa; Él ya no estaba para merecer una respuesta; entre sol y sol, la cordura lo abandonó en Universos apócrifos, serenatas sutiles, un instante de Su predestinación y Su destino era sangre; sangre bella y cálida, en su boca y sus venas, con la cual durmió, liberado, profundamente; Ella cerró su secreto y percibió algo curioso en su imágen, algo le hablaba de un momento de inspiración, sintió la voz del destino que cálidamente susurraba en su oído, pensó en exegesis, y desapareció, llevándose con ella el eterno resplandor de un encuentro inminente.
III.
🔴🟠🟡🟢🌝🟣🟤⚫⚪
💐⬜⬜⬜⬜⬜⬜⬜⬜⬜
🦚⬜⬜⬜⬜⬜⬜⬜⬜⬜
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🌼⬜⬜⬜⬜⬜⬜⬜⬜⬜
El sedentarismo Cultural, la Agricultura y la Escritura, el advenimiento del Cristianismo, la invención de la Imprenta, el descubrimiento del Inconsciente, la mecanización de la Manufactura y la artificialización del Raciocinio, revoluciones antropológicas o advenimiento de una abstracción evolutiva?
Qué destino para el Bienestar y el Amor en la vida de un Ser Humano marcado históricamente por la iconificación de sus paradigmas existenciales?
El mayor paradigma después de la aparición de la Vida, el Amor, antídoto contra la idealización utilitaria, dialoga con nuestra inteligencia en un mundo de estructuras arbitrarias.
Soledad de su fehaciente belleza
Agujas contrarias de su equilibrado predecir
Relojes nouvelle vague ante sus pies exquisitos
Harem de Machos a su divino andar
De oro sus ojos sobrios y del sentir
Tibia luz de las justificaciones del juicio
Liberan tus parpadeos misterios de sal
En una partitura encerrada, Reina de Sol
Multicolor es tu cabello bajo lunas de marfil
Tu rojo sonreír de alada sinfonía del amar
Tierna es tu cadera y tierno es tu andar
Hermosa ninfa de abril
Duermes y la paz de tu presencia
Con albores de incienso fecunda la ciencia
De los poetas altivos, de los albores ascetas
De tu imperecedero brío
Luz de cometas y de albores
De fuente y luz
Tu desear furtivo
De sombras y ciclos de Vida
Tuyo y mío
Amar aunque el yugo de la Ley
Leyenda desnuda y elevada
De tu parecer
Nos hable de intención lograda
Hembra de alguna flor de campo
Dorado dormir de tu cuerpo al sol
Mar en reposo, Mare Nostrum
Sutil albor
Sueñas con sombras, reinas con alas
En tu divina grupa el candor
De mis labios en flor